COMO MEJORAR LA RELACIÓN CALIDAD-PRECIO O VALORIDAD
La medición de la calidad para el productor de servicios no es un fin en sí mismo, sino un medio para conseguir sus auténticos fines. Siempre ha preocupado el tema de la calidad y su cuantificación, como puede apreciarse en la literatura científica especializada en este tema.
Han sido propuestos diversos modelos cuyo objetivo es cuantificar la calidad, fundamentados en la percepción que el cliente tiene de la misma. Estos modelos no pueden evitar las componentes subjetivas del cliente, pero ofrecen una metodología que se viene considerando adecuada y que es utilizada en la práctica. El origen de esta metodología son los trabajos de Parasuraman, Zeithaml y Berry, datados desde el año 1.985. El modelo más conocido es el “SERVQUAL”, que propusieron estos mismos autores en 1.988 (ver referencias).
En los modelos SERVQUAL y sus derivados, se realiza una evaluación de la calidad del servicio sin separarla de la materia (materia prima, o cada uno de los ingredientes con que se elabora el producto), algo fundamental en el sector de la hostelería.
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COMO CUANTIFICAR LA RELACION CALIDAD-PRECIO
Todos hemos visto cómo en una misma calle pueden existir dos restaurantes, uno de los cuales está lleno de clientes y el otro bastante escaso. Seguramente pensemos que es porque el primero aporta a sus clientes una mayor relación calidad-precio. Incluso pudiera ocurrir que los precios de la carta del segundo fueran más bajos que los de la carta del primero. Está claro que no es un problema de precios. Es un problema de relación calidad-precio o “valoridad”. Si pudiéramos cuantificarla, sería posible evaluar lo que nos costaría mejorarla.
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COMO CUANTIFICAR LA RELACION CALIDAD-PRECIO
Artículo de economía escrito por:
Francisco Vicente Valero
Dr. en Ciencias Económicas y Empresariales
LA RELACION CALIDAD PRECIO
El concepto “relación calidad-precio” es utilizado por todas las personas, en la mayoría de los casos de forma intuitiva, que es cuando actuamos como consumidores de bienes o servicios. Es esta la perspectiva desde la que solemos enjuiciar este concepto con más frecuencia: la perspectiva del cliente. La otra perspectiva, la del proveedor de bienes o servicios, debería ser calculada pero también es intuitiva con demasiada frecuencia.
LA RELACION CALIDAD PRECIO Y SU PERCEPCION
Sin necesidad de conocer las múltiples acepciones de los conceptos “calidad” y “precio”, todos nos atrevemos a hablar de la “relación calidad-precio”. Debe ser porque esta relación es intuitiva, como ocurre en la física con la “relación masa-volumen”. En efecto, cuando “sopesamos” algún objeto apreciando la fuerza que ejerce sobre nuestra mano y la forma y tamaño que se aprecia con la vista, lo que percibimos no es el la medida de su masa ni de su volumen, sino de su densidad. Esta percepción no es fácil cuantificarla, pero si ordenarla. Es decir, si realizamos la experiencia con varios objetos, no sabremos decir la densidad de cada uno pero sí ordenarlos según su densidad, que es la relación entre la masa y el volumen de cada objeto en cuestión. En este caso podemos pasar de la intuición a la experiencia porque disponemos de instrumentos para medir la masa y el volumen, por lo que será fácil cuantificar la densidad.
En el caso de la “relación calidad-precio”, del precio disponemos de su cuantificación medido en €, por ejemplo. De la otra parte, la calidad, solo disponemos de una percepción o estimación subjetiva a la que no solemos asociarle un número, por lo que su relación con el precio (o cociente) queda sin cuantificar. Sin embargo, sí sabemos ordenar este cociente o relación calidad-precio de varios bienes o servicios, lo que nos permite tomar decisiones como consumidores o clientes. Pero, ¿Cómo apreciamos que un determinado bien o servicio tiene una “relación calidad-precio” mayor que otro? ¿Por qué no nos atrevemos a dar un valor, cuantificándolo? ¿Por qué no hemos puesto nombre a este cociente, que simplificaremos de la forma q/p? ¿Qué puede hacer un productor o proveedor de bienes o servicios para mejorar q/p? ...seguir leyendo este artículo sobre economía »
PLANIFICAR TUS VACACIONES ECONOMICAMENTE
Hoy te vamos a dar unos consejos para que puedas ahorrar dinero a la hora de planificar tus vacaciones de verano. Seguramente, en ciertas ocasiones hayas tenido que renunciar a irte de vacaciones por falta de dinero, y en otras, en las que a la vuelta de vaciones de verano, los gastos han sido mayores a los esperados.
Es por eso que planificar tus vacaciones de verano con antelación es importante, no sólo por lo que podrás ahorrar, sino para evitarte sobresaltos a la hora de hacer recuento de los gastos que has tenido durante esos días.
Planificar desde un punto de vista económico, tus vacaciones de verano, es muy sencillo. En primer lugar debes hacer cálculos y saber el dinero que tienes disponible para esos días de ocio. Tienes que saber el dinero disponible, para determinar el importe máximo en función de tus posibilidades económicas.
No puedes gastar todo lo que tienes.
Aquí te dejo una serie de consejos para ayudarte a ahorrar a la hora de planificar tus vacaciones de verano:
- Fija una cantidad máxima de gasto para las vacaciones
- Busca ofertas especiales por internet
- Intenta viajar en temporada baja (finales de Junio o Septiembre) es mucho más barato
- No te quedes con la primera oferta que encuentres, busca y compara precios de agencias
- Si utilizas el coche, intenta conducir a marchas largas y con una conducción suave, ahorrarás dinero
- Existen vuelos muy baratos desde aeropuertos con menor influencia de tráfico
- Durante las vacaciones, no olvides el presupuesto máximo de gasto que te has fijado.
- La mayor parte de personas que planifican con antelación los viajes utilizando algunos de estos consejos, consigue ahorrar hasta un 40%
Pasa un buen verano!!
Planificación económica:
CARACTERISTICAS DE LOS MERCADOS FINANCIEROS
Hoy vamos a contarte algunas curiosidades sobre los mercados financieros. Sabrás la importancia que tienen los mercados financieros en la economía global, dado que es el punto de encuentro de oferentes y demandantes de liquidez.
Mercados financieros podemos definirlos como el lugar o mecanismo en el que se intercambian los activos financieros y se fijan los precios de dichos activos.
En cuanto a las funciones de estos mercados financieros, está la de poner en contacto tanto a oferentes como a demandantes de recursos, bien directamente o a través de los intermediarios financieros, esto es, agentes o personas cualificadas en la gestión de activos.
Otra de las funciones básicas de los mercados financieros, es que son el mecanismo de fijación de precios. Además, se encarga de dotar de liquidez a los activos financieros, para que en el menor tiempo posible, la persona que busca liquidez, la encuentre.
CARACTERISTICAS DE LOS MERCADOS FINANCIEROS
- AMPLITUD
La amplitud en los mercados financieros hace referencia a que cuanto más amplio es un mercado, mayor es el número de títulos que se negocian en él.
- TRANSPARENCIA
Cuanto mejor sea la información, y la forma de obtenerla por los participantes, más transparente será el mercado financiero.
- LIBERTAD
En relación a la facilidad de entrar o salir del mercado, tanto para los compradores como para los vendedores de títulos. Es decir, será un mercado libre siempre y cuando no existan limitaciones para intercambiar estos títulos, y no haya injerencia de autoridades en la formación del precio.
- PROFUNDIDAD
Será más profundo un mercado financiero cuando mayor sea el número de órdenes de compra y venta para cada tipo de activo financiero.
- FLEXIBILIDAD
Hace referencia a la rapidez con la que pueden reaccionar los agentes financieros ante cualquier cambio en las condiciones del mercado.
Artículos sobre economía y mercados financieros:
TIPOS DE FACTORING
Hoy, os explicaremos otro concepto de economía que es muy utilizado por las empresas, el Factoring. Así que, recordaremos que es el factoring y explicaremos los tipos de factoring que existen en España.
El factoring es la cesión, a un intermediario financiero, de los derechos de cobro que una empresa tiene sobre los clientes, a un precio que se determinará a priori del contrato de factoring. Por lo que la empresa factoring, se encargará de su cobro asumiendo el riesgo de impago, a cambio de una comisión, que por lo general es alta.
Vamos a ver los distintos tipos de factoring que hay:
TIPOS DE FACTORING
- FACTORING SIN RECURSO
La empresa de factor asume el riesgo de impago del comprador, siempre que sea por causas ajenas al cliente (empresa que cede los derechos de cobro).
- FACTORING CON RECURSO
La deuda impagada por el comprador, la empresa factor se la repercute al cliente (empresa que cede los derechos de cobro), y éste deberá abonárselas si le hubiera adelantado el importe.
- FACTORING SIN FINANCIACION
La empresa factor realiza los pago al cliente según vayan venciendo los derechos de cobro, por lo que no se le adelanta al cliente ningún cobro.
- FACTORING SECRETO
Se mantiene en secreto la identidad del cliente. Se hace para no dar la impresión al comprador que la empresa se encuentra en un apuro financiero.
- FACTORING NACIONAL
Existe cuando el cliente y el comprador residen en el mismo país.
- FACTORING INTERNACIONAL
Cuando residen en países distintos
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EMPRESAS COOPERATIVAS: ESTRATEGIA
En relación al artículo que escribimos hace unos días sobre la estrategia competitiva, hoy nos vamos a centrar nuestro análisis en las empresas cooperativas, es decir, aquellas que adoptan una estrategia cooperativa.
Como ya hemos hablado en la globalización de la empresa, la organización puede optar por el crecimiento interno, realizando inversiones en sí misma, o bien mediante el crecimiento externo, es decir, adoptando estrategias encaminadas a la fusión o adquisición de otra empresa. Pero centrándonos, en el tema de hoy, empresas cooperativas, pueden optar por un crecimiento basado en realizar acuerdos de cooperación.
Un acuerdo de cooperación es cuando dos o más empresas comparten parte de sus recursos y capacidades, son el objetivo de aumentar su posición en el mercado y llegar a obtener cierta ventaja competitiva.
EMPRESAS COOPERATIVAS: VENTAJAS
- Se reduce la complejidad organizativa porque ya no se centrará en una única empresa.
- La empresa cooperativa dispondrá de mayor flexibilidad y podrá adaptarse mejor a los cambios del mercado económico.
- Cada empresa se centrará en aquella actividad en la que esté más especializada, logrando ventajas competitivas.
- Se reducirán los costes de transacción.
Dentro de las empresas cooperativas, encontramos distintos acuerdos de cooperación entre empresas como son las franquicias, subcontrataciones, las joint-venture o empresa conjunta y los consorcios.
Franquicias: se trata de un acuerdo por el que una empresa (franquiciadora) cede a otra (franquiciada) el derecho de comercialización de ciertos productos o servicios dentro de un ámbito geográfico y bajo unas determinadas condiciones, a cambio de una compensación económica.
Subcontratación: se trata de un acuerdo en el que una empresa (denominada principal) rencarga a otra (subcontratista) la realización de determinadas actividades productivas o de servicios.
Joint- venture: acuerdo entre dos empresas que deciden crear una empresa con entidad jurídica propia.
Consorcios: se trata de una alianza entre varias empresas a largo plazo. Esta alianza la realizan para llevar a cabo proyectos que de forma individual no podrían realizar.
LOS NIVELES DIRECTIVOS
En el artículo de hoy, hablaremos sobre los distintos niveles directivos que nos podemos encontrar en la empresa, y distinguiremos entre los niveles directivos en función de la estructura jerárquica de la organización y en función de la amplitud de las actividades que realicen los directivos.
Los niveles directivos aparecen debido al diseño de una organización, que por lo general presenta forma piramidal. Por tanto, a medida que el directivo se va especializando, se crean nuevos puestos de trabajo en la empresa, y éste tiene como objetivo coordinar a las personas de niveles inferiores o subordinados.
De esta forma, siempre habrá trabajadores que estén a las órdenes de un supervisor o directivo de primera línea, el cual estará sometido a las órdenes de otro directivo, en este caso de nivel medio, y así sucesivamente el la estructura piramidal hasta que las decisiones de toda la empresa recaigan sobre una única persona o grupo de personas.
Por tanto, como hemos adelantado en el párrafo anterior, los niveles directivos son:
- ALTA DIRECCION
- DIRECTIVOS DE NIVEL MEDIO
- DIRECTIVOS DE PRIMERA LINEA
- TRABAJADORES
En función de la estructura jerárquica de la empresa, distinguimos tres niveles directivos:
- Alta Dirección: Encargada de fijar las estrategias y objetivos de la empresa a largo plazo.
- Directivos de primera línea: Están en contacto directo con los trabajadores, vigilando que no existan problemas en el proceso de producción. Se encargan de tomar decisiones rutinarias y repetitivas.
- Directivos de nivel medio: Son los encargados de que la información en la empresa llegue hasta la alta dirección, así como a los directivos de primera línea.
En función de la cantidad de actividades que realicen los directivos, encontramos:
- Directivos generales: son los directivos encargados de dirigir toda la organización y por tanto responsables de ésta.
- Directivos funcionales: son los directivos que se encargan de dirigir una parte especializada de la empresa, como el departamento de d¡finanzas, marketing, etc.
Artículos de economía y empresa:
FORMA DE REDUCIR LA ECONOMIA SUMERGIDA
Por “economía sumergida” se entiende ese conjunto de actividades económicas que pasan desapercibidas para el fisco. No siempre son actividades legales, por lo que los instrumentos de lucha contra la economía sumergida deben ser diferentes según la legalidad o ilegalidad de la actividad. Aquí nos referiremos solo a ese conjunto de actividades legales que escapan a la fiscalidad y que no constan en las estadísticas de la economía de un país.
En España, las diferentes fuentes que analizan el impacto de la economía sumergida sobre la economía oficial, lo sitúan entre el 20% y el 25% del PIB. Cálculo que siempre es una estimación, debido al propio concepto de economía sumergida. No obstante, muy probablemente supere el 20% de PIB y, por lo tanto, preocupante para la Hacienda Pública y para la mayoría de la población española. Si en este tema también queremos converger con Europa, deberíamos reducir nuestra economía sumergida entre el 7% y el 8% del PIB para aproximarla a la media europea, lo que supondría una aportación al PIB de unos 75.000 millones de euros.
El impacto de la economía sumergida sobre la economía de cualquier país se acentúa en época de crisis. La crisis se engendra a sí misma partiendo de una perturbación en un escenario de crecimiento mantenido. El decaimiento de la actividad (general o en un determinado sector de la economía) incrementa la competencia entre los agentes de ese sector que deben reducir sus márgenes. Esta reducción tiene un límite en el que se deja de participar en la economía oficial: dejando la actividad o pasándose a la economía sumergida. Cualquiera de estas dos opciones tiene el mismo efecto sobre la Hacienda Pública o sobre la Seguridad Social, sin embargo la segunda opción parece que tiene menos impacto social porque, de hecho, se mantiene el empleo aunque sea sumergido. Aunque sea así, no es deseable porque el empleo sumergido perjudica al trabajador a medio y largo plazo, beneficiando solo al empleador que incumple sus obligaciones con la Hacienda Pública y con la Seguridad Social. Además, participando de la economía sumergida se deja de contribuir a sufragar el funcionamiento de la sociedad a la que se pertenece, permitiendo que otros contribuyan por encima de lo que les corresponde y contraviniendo el artículo 31 de la Constitución Española.
Los instrumentos de lucha actuales contra la economía sumergida se fundamentan básicamente en la inspección y, en su caso, en la posterior sanción. Son innumerables los Reales Decretos en los que se toman medidas de lucha contra el fraude fiscal, pero ninguno parece estar logrando sus objetivos. El problema radica en que cualquier medida eficaz implicará una reducción de los ingresos de la Hacienda Pública a corto plazo, debido, fundamentalmente, a los costes de control y a las deducciones fiscales. La deducción fiscal sería un instrumento muy potente si se acompaña de otros instrumentos de control adecuados, encaminados al cruce de información entre los diferentes agentes que deben contribuir a las arcas públicas.
El acuerdo entre la Agencia Tributaria (AEAT) y la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) del 17 de febrero de 2006, es una declaración de buenas intenciones que tiene por objetivo emprender diversas acciones encaminadas a:
- Disuadir las conductas defraudatorias, contribuyendo a la creación de una “Conciencia Fiscal Colectiva”.
- Proteger los intereses de los consumidores y usuarios.
- Fomentar la exigencia de facturas, generando una cultura de la responsabilidad y seguridad en las transacciones.
Me detendré en el tercer punto. La facturas son instrumentos que atienden, además de a los aspectos mercantiles de una transacción, a los aspectos fiscales. En este sentido las personas (físicas o jurídicas) que emiten facturas, son recaudadores de la Hacienda Pública. No hay recaudación si no hay factura y solo hay factura si al menos una de las partes lo solicita. Entonces debemos crear los incentivos necesarios para que exista una parte que se interese por la factura, mejor si son las dos partes las que se interesan. Cualquier transacción que no está soportada por la correspondiente factura, está fuera de la economía reglada (oficial), lo que no implica que toda la actividad del agente que debió emitir la factura sea sumergida. Así pues, las actividades sumergidas no son exclusivas de pequeñas empresas o profesionales que actúan fraudulentamente, sino que cualquier agente del mercado que provea bienes o servicios independientemente de su tamaño y actividad puede contribuir a la economía sumergida.
La actividad sancionadora, como instrumento principal de lucha contra el fraude, solo sería eficaz si fuera “cierta”, es decir, si la probabilidad de ser “descubierto” fuera relevante. O dicho de otra forma, si la esperanza matemática (probabilidad × importe de la sanción) fuera superior a la cantidad defraudada. Una actividad sancionadora “cierta” tendría unos costes desproporcionados, por lo que por mucho que se refuerce nunca será lo suficiente. Además, este instrumento sólo muestra algo de eficacia cuando va dirigido a vigilar actividades fraudulentas marginales, sobre agentes que en general cumplen sus obligaciones fiscales. El otro instrumento es la deducción en la declaración de impuestos de la renta o de sociedades, que obliga al declarante a la disposición de la factura correspondiente al objeto de su deducción. La eficacia de este instrumento exige un control exhaustivo en el cruce de datos, que la tecnología actual pone al servicio de la Hacienda Pública a costes razonables.
La factura sería un potente instrumento de control de la actividad sumergida si su exigencia fuera acompañada de un premio. En este caso, la persona que recibe un bien o la prestación de un servicio, tendría claros incentivos para exigir la factura. Pero ¿Cuál debería ser el importe del premio? Sin duda lo que ganaría exigiendo la factura frente a no exigirla: La diferencia entre la deducción a la que sería acreedor (ahorro futuro) y el IVA que se asocia a la factura (ahorro presente). En los casos en que el IVA es el tipo máximo (actualmente el 18%), la deducción debería ser superior al 18%, mostrando la máxima eficacia si el importe pudiera deducirse de la base imponible (deducción al tipo marginal).
Esta política incentivadora se está aplicando tímidamente por la Hacienda Pública, restringiéndola a cierto tipo de actividades, a contribuyentes con determinados ingresos, limitando la cantidad a deducir en el periodo y aplicando una deducción que aún puede resultar corta (ver Real Decreto-ley 5/2011, de 29 de abril, de medidas para la regularización y control del empleo sumergido y fomento de la rehabilitación de viviendas). Solo en el caso de que el agente prestador del servicio tenga incentivos para emitir la factura tendría éxito esta política, ya que el receptor del servicio seguramente prefiere ahorrarse el IVA, que es un ahorro presente. Como instrumento de lucha contra la economía sumergida tendrá poco éxito. Para que esta política tenga éxito en su lucha contra el fraude y contra la economía sumergida, la Hacienda Pública debería tener en consideración lo siguiente:
a) Ampliar la tipología de prestación de servicios a los que resultaría aplicable la deducción.
b) No poner límites a los ingresos de los contribuyentes ni limitar temporalmente la deducción.
c) Los límites de la cantidad a deducir en el ejercicio en que se practica la deducción, de existir, deberían ser más generosos.
d) El tipo de la deducción debería ser el tipo marginal de cada contribuyente (aunque aquí se ponga algún límite, por ejemplo el tipo que aplica en el impuesto de sociedades).
La Hacienda Pública debe calcular qué ingresos deja de percibir al practicar estas deducciones en el corto plazo, pero también cómo aumentan los ingresos fiscales y de la Seguridad Social a medio y largo plazo.
En efecto, la exigencia de factura por el contribuyente obligará al profesional o empresa que presta el servicio a sacar su actividad de la economía sumergida. En el largo plazo, si quiere mantener sus márgenes anteriores (cuando su actividad participaba de la economía sumergida) podría subir sus precios porque le estará ocurriendo lo mismo a su competencia (recorrido inverso que en el caso de crisis) y se vería incrementada la recaudación por IVA (la demanda no se vería afectada, dado que los costes reales para el consumidor no se incrementan debido a la deducción que puede practicarse). Por otra parte, al pasar su actividad a la economía reglada, habría contribuido a la disminución de las cifras oficiales de paro y al incremento en la de los afiliados a la Seguridad Social. Además, las prestaciones sociales de muy diversa índole habrán disminuido (por razones obvias). En resumen, en el largo plazo se habría extendido la cultura de exigir facturas (mientras se mantenga la deducción), que habría contribuido a disminuir las cifras de la economía sumergida aumentando la recaudación de impuestos (IVA, IRPF y de Sociedades), disminuyendo las cifras de paro e incrementándose las afiliaciones a la Seguridad Social.
Francisco Vicente Valero
Dr. En Ciencias Económicas y Empresariales
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FUNCION DIRECTIVA
De nada sirve que la empresa tenga definida una buena estrategia competitiva, si no hay detrás una dirección capacitada que ejercite de forma eficaz y eficiente su función directiva. Hoy vamos a hablar sobre las funciones directivas, como base para conseguir los objetivos fijados por la empresa.
Función directiva, podríamos definirla como aquellas actuaciones llevadas a cabo por la dirección de la empresa, encaminadas a coordinar e integrar todos los factores productivos de los que dispone, para alcanzar los objetivos marcados.
FUNCION DIRECTIVA
La función directiva, según Fayol se pueden clasificar en:
- PLANIFICACION
La planificación estará comprendida por todas aquellas decisiones que impliquen seleccionar los medios con los que se conseguirán los objetivos de la empresa. Es decir, es mirar al futuro para prever qué será necesario para el desarrollo de la actividad de la empresa en los próximos años, medio y largo plazo.
- ORGANIZACION
En esta parte, la dirección deberá establecer una estructura organizativa de la empresa, adecuada a la actividad que desarrolla, para así conseguir una buena relación formal, y que además permita atender a las necesidades de los empleados.
- DIRECCION DE RECURSOS HUMANOS
En este sentido, otra función directiva es la de reclutar, seleccionar, formar y asignar a personas a estas personas a un puesto de trabajo. Las actuaciones de los empleados deben ir dirigidas a la consecución de objetivos de la empresa, y para ello los trabajadores deben estar motivados e identificados con la labor que desempeñan, por ello los sistemas de recompensas y ayudas de la empresa son muy importantes para conseguirlo.
- CONTROL
Por último, el control como función directiva. El control debe existir, pues es necesario una supervisión de las actuaciones de la empresa. Sólo así, será posible corregir posibles desviaciones, de las marcadas en la estrategia y objetivos generales.
Un directivo hará una buena función directiva si reune estas tres destrezas:
1. Destrezas técnicas (análisis de inversiones, análisis de la producción, interpretaciones de balance)
2. Destrezas humanas (habilidad para comunicarse con el resto de personal de la organización, así como motivarles)
3. Destrezas conceptuales (el directivo debe tener una visión de la empresa como unidad, y debe resolver los problemas que se presenten)
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